Definición
La arterioesclerosis de las extremidades es una enfermedad de los vasos sanguíneos caracterizada por el estrechamiento y endurecimiento de las arterias que llevan sangre a las piernas y a los pies, provocando una disminución en el flujo sanguíneo que puede causar daño a los nervios y otros tejidos.
Causas, incidencia y factores de riesgo
La arterioesclerosis o "endurecimiento de las arterias" suele mostrar sus efectos en las piernas y pies primero. El estrechamiento de las arterias puede progresar hasta un cierre total (oclusión) de los vasos, cuyas paredes se vuelven menos elásticas y no pueden dilatarse para permitir un mayor flujo de sangre cuando el cuerpo lo requiere con ciertas actividades como el ejercicio. Los depósitos de calcio en las paredes de las arterias contribuyen al estrechamiento y endurecimiento, y su efecto puede observarse en una radiografía corriente.
La arterioesclerosis es un trastorno común que suele afectar a los hombres mayores de 50 años. Las personas están en mayor riesgo si tienen antecedentes personales o familiares de enfermedad cerebrovascular (accidente cerebrovascular) o enfermedad coronaria (cardiopatía), diabetes, tabaquismo, hipertensión (presión sanguínea alta) o enfermedades renales que requieren hemodiálisis.
A menudo, los síntomas afectan una extremidad y en caso de presentarse en ambas, la intensidad es generalmente diferente en cada una.
- Dolor en las piernas o claudicación intermitente:
- ocurre al hacer ejercicios, como caminar
- se alivia al descansar
- Entumecimiento de las piernas o pies en reposo
- Piernas y pies fríos
- Dolor muscular en las caderas, pantorrilla o pies
- Pérdida del vello en dorso de las extremidades inferiores
- Cambio de color en las piernas
- Palidez o coloración azulada (cianosis), sobre todo al elevar las piernas
- Pulso débil o ausente en las extremidades
- Anomalías en la marcha/la forma de caminar
- Cornificación de las uñas
- Atrofia de la piel
- Rubor posicional
- Relleno venoso superior a los 25 segundos.
Signos y exámenes
Al colocar el estetoscopio sobre la arteria se pueden oír soplos arteriales (sonidos silbantes que se escuchan con un estetoscopio sobre la arteria), disminución o ausencia de pulso en las extremidades o disminución de la presión sanguínea en la extremidad afectada.
Los exámenes de sangre pueden mostrar colesterol alto.
La enfermedad de la arteria periférica puede aparecer en:
- Una proporción anormal entre la presión sanguínea del tobillo y el brazo (índice de presión arterial tobillo/brazo)
- Una ecografía Doppler de una extremidad
- Angiografía de las arterias de las piernas o arteriografía
- Ultrasonido intravascular de la extremidad
- Una IRM
Tratamiento
El tratamiento se concentra en el alivio de los síntomas y en las medidas de cuidados personales para mejorar la circulación.
Es posible que se requieran ciertos medicamentos para el control del trastorno, como analgésicos, anticoagulantes y medicamentos para dilatar la(s) arteria(s) afectada(s). Clopidogrel (Iscover, Plavix) , alprostadilo (sugiran) , pentoxifilina (elorgan).
La cirugía es un recurso que suele utilizarse sólo en los casos graves, donde está afectada la capacidad de trabajar o la de realizar actividades esenciales. Ésta puede consistir en la extirpación quirúrgica del revestimiento de la arteria (endarterectomía) o en la reparación o reemplazo del vaso (injerto) o, más frecuentemente, en una cirugía de derivación utilizando una vena o un injerto sintético.
Algunas personas con enfermedad arterial periférica pueden requerir la amputación. Las tasas son mayores particularmente entre las personas de raza negra o personas de origen hispano con diabetes.
Otros tratamientos alternativos a la cirugía pueden ser, entre otros, la angioplastia con balón (una técnica similar a la que se utiliza para abrir las arterias coronarias, pero que se realiza en los vasos sanguíneos de la extremidad afectada), algunas veces seguida de la implantación de un stent (endoprótesis vascular), tratamiento con láser u otros tratamientos.
Medidas de cuidados personales:
Debe haber un equilibrio entre el ejercicio y el descanso. Se recomienda caminar u otros ejercicios llevados a cabo hasta sentir dolor, alternados con períodos de descanso. Con el tiempo, la circulación mejora debido al desarrollo de vasos sanguíneos colaterales, nuevos y pequeños.
Es preciso dejar de fumar, dado que el consumo de cigarrillo constriñe las arterias, disminuye la capacidad de la sangre para llevar oxígeno e incrementa los riesgos de formación de coágulos (trombos y embolia).
El cuidado de los pies es particularmente importante si también hay presencia de diabetes. Se debe usar calzado del tamaño correcto y se debe prestar atención a las cortaduras, raspaduras o lesiones, pues los tejidos sanan lentamente cuando hay una disminución de la circulación y en consecuencia son más propensos a infecciones.
Si el colesterol está alto, se debe modificar la dieta a una baja en colesterol y en grasas.
Pronóstico
La arterioesclerosis de las extremidades suele ser controlable con tratamiento y la cirugía brinda un buen alivio de los síntomas. Las complicaciones pueden requerir amputación de la extremidad.
Complicaciones
- Lesión o infección de las piernas y pies
- Presencia de úlceras abiertas (úlceras isquémicas) en las extremidades inferiores
- Gangrena (muerte tisular): ver gangrena gaseosa
- Úlceras en los pies y dedos de los pies
- Émbolos arteriales
- Impotencia
Situaciones que requieren asistencia médica
Se debe buscar asistencia médica si los síntomas indican que hay una arterioesclerosis de las extremidades. Asimismo, si se presentan nuevos síntomas, sobre todo formación de úlceras nuevas o signos de infección como fiebre, enrojecimiento, sensación general de malestar o dolor en las articulaciones.
Prevención
Se deben controlar los factores de riesgo como la obesidad, la hipertensión y el tabaquismo
REFERENCIAS
MEDLINE. Enciclopedia Médica. http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/encyclopedia.html2007
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